lunes, 8 de agosto de 2011

La mente


P-Tengo una sola palabra para describir lo que significa estar en el presente: ¡maravilloso! Es increíble cómo al estar en el presente puedes sacar toda la basura mental y disfrutar del momento. Es cierto lo que me decías, que estar en el presente significa “no tiempo”

R-¿Y te diste cuenta de cómo toda la ansiedad desaparece?

P-¡Sí, eso mismo te quería comentar! Es una paz increíble que se experimenta. Cero tensión, cero preocupaciones. Es como te dije: ¡maravilloso!

R-Me alegra sinceramente que te estés beneficiando de estos ejercicios y que comprendas cómo toda la ansiedad es creada por la mente y por el desequilibrado pensar.

Y utilizo la palabra “desequilibrado pensar” porque hoy te hablaré del otro conducto a través del cual puedes meditar: la mente. Pero debes saber algunas cosas importantes antes de pasar a los ejercicios.

Lo primero que debes comprender es que aunque hemos hablado de cómo la mente causa el ego y el sufrimiento no debes ver a la mente como una enemiga ni como un obstáculo para vivir. Todo lo contrario. La mente es una herramienta maravillosa de nuestra vida que nos sirve para solucionar problemas, para investigar, para socializarnos. Lo que te estoy señalando con la meditación es que la mayoría del tiempo nos olvidamos de darle un descanso a la mente y la seguimos utilizando aún en aquellos momentos en los cuales no la necesitamos. Y si observas son más estos momentos en los cuales no necesitamos de la mente para vivir y sentir la vida.

P-Entiendo a lo que llamas “desequilibrado pensar”, pues el otro día estaba leyendo una información que decía que la mayoría de las personas que acuden a las casas de salud mental son precisamente intelectuales.

R-Por eso la esencia de la meditación es comprensión, es tomar conciencia de cómo funciona la mente y observar este funcionamiento sin inmiscuirnos ni identificarnos con él. Es aplicar la técnica de ser el observador de la mente, precisamente cómo el primer ejercicio que te indiqué cuando comenzamos nuestras charlas: el ejercicio del portero.

P-Sí, bien que me acuerdo de él y de todos los beneficios que me reportó cuando lo practiqué. Y lo de la técnica de ser el observador imparcial y acrítico me queda claro; pero tengo una duda: ¿qué es lo que tengo que comprender del movimiento de la mente?

Eso es lo segundo que debes entender. Te voy a comentar sobre varias características esenciales de la mente humana para que puedas comprenderla mejor y puedas observarla utilizando la técnica del observador.

  1. A la mente le gustan los modelos. Es lo que en la comunidad científica se llaman paradigmas. Socialmente nos han condicionado a ver las cosas desde el prisma de nuestras creencias y conceptos y aunque la realidad es bien distinta todo lo filtramos a través del prisma de nuestros paradigmas. Por tanto no creas que vemos a la realidad. Solo vemos el reflejo de una realidad creada por la mente.

De ahí que nos cuesta mucho trabajo aceptar la diversidad pues todo lo que no encaje en nuestros moldes mentales es para nosotros incomprensible, peligroso e inaceptable.

Te voy a relatar una historia sobre paradigmas: Había una mujer que creía que su gallo al cantar hacía que el sol saliera pues notó que cada mañana, con toda precisión en cuanto él se ponía a cantar, el sol, aparecía en el horizonte. Así que cuando el animal murió, se apresuró a reemplazarlo, no fuera a ser que a la mañana siguiente no saliera el astro rey. Ocurrió que un día tuvo un pleito con los vecinos y decidió mudarse a un pueblo lejano, pero desde luego se llevó a su gallo. Cuando muy temprano al día siguiente, en su nueva residencia él empezó a cantar y un momento después el sol apareció, ella se reafirmó en lo que durante tanto tiempo había creído y se entristeció pues su aldea seguramente seguía a obscuras. ¡Pero eran ellos los culpables de esto!

¿Ilógico, irracional, falso? Desde luego. Pero lo esencial es que para aquella mujer ``su verdad'' era tan real que ni siquiera se le ocurría ponerla en duda. Es lo que los expertos hoy en día llaman ``un paradigma''. Es decir, una creencia, una forma de ver la vida, una programación mental a través de la cual vemos la realidad y que en gran medida determina nuestra forma de ser y nuestra conducta.

¿Crees que solamente la gente ignorante tiene paradigmas ilógicos, irracionales y falsos? Pues no. Todos tenemos ese tipo de paradigmas o esquemas, desde el científico hasta la ama de casa. En realidad la mente humana funciona a través de estos esquemas que han ido instaurándose en nosotros producto de la educación recibida y las experiencias vividas. Por eso si no te está gustando tu vida es porque hay algo radicalmente erróneo en tu programación mental. Es así de sencillo.

  1. A la mente le gusta la certeza. Sentir seguridad es una de las cualidades fundamentales del movimiento mental. La mente siempre se mueve en un círculo de certidumbre. Por eso el cambio, la impermanencia y el ritmo de la vida (que es incierto y misterioso), no le gustan a la mente. Y también por eso queremos tener el control de las cosas y de las personas. Fíjate que casi siempre te estresas cuando las cosas se salen fuera de tu control.

P-Cierto.

R-Continuo con las características de la mente.

  1. Si le pudieras quitar el ropaje a los pensamientos te darías cuenta que en la esencia de casi todos los pensamientos se alojan los temores y los deseos. De hecho se puede decir que la mente humana se mueve a través de deseos y temores (recuerda que los deseos pertenecen al futuro y los miedos al pasado y estas son las dos dimensiones psicológicas en las que la mente se mueve).

Date cuenta que la mente humana nunca está satisfecha, nunca desea el momento presente, siempre está deseando los momentos pasados o los que vienen. Se podría decir que los miedos es la memoria del dolor puesta en el futuro y los deseos, la memoria del placer puesta en el futuro. Y así es como la mente trabaja.

P-Ahora me es mucho más comprensible el por qué la mente siempre está en el pasado o en el futuro creando estos tiempos psicológicos del que me hablabas en charlas anteriores y que tanto nos hacen inquietarnos y sufrir.

R-Exactamente. La mente crea un tiempo que no es real. El pasado y el futuro en sí no son reales, son invenciones de la mente. Y si la mente siempre está en esas dimensiones entonces es comprensible el por qué la mayoría de las cosas que fabrica la mente no son reales.

  1. A la mente le gusta dividir, conceptualizar, enjuiciar, criticar, valorar. Siempre estamos juzgando y compartimentalizando a la realidad. De hecho, el lenguaje, que es el vestido que se pone la mente para trabajar, es en esencia: divisivo.

P-Por favor, explica más esto pues no lo entiendo bien.

R-Verás; la piedra angular del lenguaje son los conceptos. El lenguaje está conformado por toda una taxonomía de conceptos. Y ese aparato categorial nos permite reflejar la realidad pero a la vez la divide. Cuando yo digo “silla”, por ejemplo; me estoy refiriendo a lo que caracteriza a toda silla pero la distingue de los demás objetos. Con la conceptualización “silla”, estoy separando a ese objeto de los demás. ¿Entiendes?

P-Sí, ahora lo veo claro. Créeme que antes no había pensado en ello. Sí todo está interconectado, entonces el lenguaje es de poca ayuda para unir aquello que él mismo divide; ¿no es así?

R-Así mismo es. Veo que has captado la esencia de lo que quiero expresarte. Por eso en el proceso de enseñanza necesariamente todo lo tenemos que dividir: geografía, historia, física, etc., pero después nadie se encarga de unirlo pues a través del lenguaje es imposible expresar en la diversidad, la unidad de la vida y del universo.

Si te percatas es por eso que la mente es siempre excluyente: o esto o lo otro. O eres bueno o eres malo, o eres feo o eres bello, o eres blanco o eres negro, o eres masculino o eres femenino. Por eso la mente siempre está eligiendo una parte de la vida y no acepta la otra. Es como el yin y el yang. Y la verdad es que eres todo eso a la vez. Sin embargo la mente no puede captar esto. Te voy a poner un ejemplo: ¿cuándo es más de noche: a las 9:00 pm o a las 11:00 pm?

P-Yo diría que a las 11:00 pm, claro está.

R-Sin embargo las 11:00 pm está más cerca del día que las 9:00 pm.

P-Tienes razón.

R-Y así pasa con todo. Otro ejemplo: tú comienzas a morir el mismo día en que naces. De esta manera, la muerte siempre está aquí desde el mismo nacimiento; pero la mente siempre la posterga pues le teme.

  1. A la mente le gusta complejizar las cosas. No le gusta simplificar. El vivir es simple, pero la mente complica a la vida. Hay muchos paradigmas que arrastramos que evidencian esto. Por ejemplo, si le preguntas a la mayoría de las personas te dirán que la vida es lucha, que la vida es una carrera con obstáculos, etc.

El propio proceso de enseñanza-aprendizaje, la mayoría de las veces, consiste en hacerle al estudiante más complejo las cosas que son simples. Por eso se define al verdadero maestro como aquel que es capaz de enseñar aplicando la ley de Meyer. Creo que fue Lin Yutang quien refiriéndose a la tendencia del ser humano a filosofar sentenció: “La filosofía es el arte que tiene el hombre de hacer complejas las cosas simples”.

P-¿Y qué dice esta ley de Meyer?

R-La ley de Meyer se enuncia así: “Es tarea fácil hacer que las cosas parezcan complejas, pero es complicado hacerlas sencillas”.

Te voy a relatar un cuento que refleja esta característica de la mente: Sentados en la rama de un árbol, el mono y la mona contemplaban la puesta del sol. En cierto momento ella le preguntó:
-Cariño, ¿qué hace que el cielo cambie de color a la hora en que el sol llega al horizonte?
-Si quisiéramos explicar todo, dejaríamos de vivir-respondió el mono-Quédate quieta. Vamos a dejar que nuestro corazón disfrute con este romántico atardecer.
La mona se enfureció: -Eres primitivo y supersticioso. Ya no le prestas atención a la lógica y solo te interesa aprovechar la vida.
En ese momento pasaba un ciempiés. El mono le gritó:
-¡Ciempiés!, ¿cómo haces para mover tantas patas en perfecta armonía?
-¡Jamás lo pensé!-fue la respuesta del ciempiés.
-¡Pues piénsalo! ¡A mi mujer le gusta tener una explicación para todo!
-El ciempiés miró sus patas y comenzó:
_A ver, flexiono este músculo….no, no es así, yo en realidad debo mover mi cuerpo por aquí…no, no, creo que debería primero alzar la cuarta pata…
Durante media hora el pobre ciempiés trató de explicar cómo movía sus patas. Y a medida que lo intentaba se iba confundiendo más y más. Cuando quiso continuar su camino, ya no pudo.
El ciempiés le gritó al mono desesperado: -¡Ves lo que hiciste!, con el ansia de descubrir cómo funciono, perdí los movimientos.
-¿Te das cuenta lo que ocurre con aquellos que desean explicarlo todo y no fluyen con el misterio de la vida?-le dijo el mono a la mona volviéndose una vez más para presenciar la puesta del sol en silencio.

Si te das cuenta la mente es experta en crear problemas. Te daré la definición de qué es un problema desde el punto de vista de la meditación oriental: Una situación que pertenece al pasado o al futuro pero tú la traes al presente y comienzas a buscarle una explicación sin intención de resolverla. De ahí que la conviertes en un problema.

P-Me encanta esa definición de problema. Ahora entiendo por qué en el presente nunca hay problemas.

R-Desde luego. Por eso la esencia de la meditación a través de la mente o utilizando a la mente consiste en no energetizar al movimiento mental con todas estas características anteriormente señaladas. Meditar a través de la mente significa parar el parloteo, la cháchara mental, el proceso de verbalización, la cascada de pensamientos que continuamente viene a la mente y que no pide permiso para comparecer. Cuando uno comprende cómo se mueve la mente y cuál es su esencia se percata que nada de lo que piensa la mente es verdadero.

P-¿Y cómo puedo desenergetizar al movimiento mental?

R-Te voy a brindar varios ejercicios para ello. Cuando los realices date cuenta de cómo la mente toma un descanso. Ya no hay movimiento en ella y entonces es cuando estás en condiciones de llegar al centro donde reina la paz y el silencio.

Primer ejercicio: Cuando observas el cielo puedes ver que las nubes flotan en él pero existe un trasfondo que permanece inalterable e intocable. La mente es como el cielo. Los pensamientos van y vienen como las nubes en el cielo, pero en la sustancia de la mente, en su trasfondo, nada se mueve. Allí hay paz y silencio.
Este ejercicio consiste en lo siguiente: cierra los ojos y ve hasta el trasfondo de la mente. Desde allí observa a los pensamientos flotando como nubes pero no te identifiques con ninguno de ellos. No trates de interpretar o definir en lo que estás pensando. Solo quédate en la sustancia de la mente y observa el movimiento de los pensamientos en ella.

Mientras más realices este ejercicio sentirás que una gran paz invade tu interior. Poco a poco empezarás a dejar de reaccionar a todo lo que te ocurre y ya no serás un esclavo de la mente. Todo tomará su nivel y volverás a convertirte en el amo de tu mente. Tu vida cobrará el sabor y la calma de la miel y te sentirás colmadamente dichoso.

Segundo ejercicio: Este ejercicio te ayudará a no aferrarte, a desapegarte de las cosas mentales y por lo tanto te permitirá estar en un estado de menos sufrimiento. Para realizarlo siéntate y comienza a observar que, sin importar el pensamiento que tienes ahora en la mente, antes de que venga el siguiente, hay un período de silencio, hay un espacio donde no hay ningún pensamiento. Quédate en ese espacio, en ese silencio.

Si viniera otro pensamiento, no te preocupes, acompáñalo y antes de que venga el próximo vuelve a quedarte en el espacio que hay entre esos pensamientos. La esencia de este ejercicio consiste en no preocuparte por lo que estás pensando, solo ocúpate de buscar los espacios que hay entre los pensamientos y quédate allí.

Con la práctica de este ejercicio notarás que vas adquiriendo más calma, más paz y podrás darte cuenta de la impermanencia de las cosas y de la vida. Verás lo inútil que resulta correr tras las cosas que son impermanentes y que cambian, pues en ellas nunca encontrarás la felicidad y la quietud.

Tercer ejercicio: Este ejercicio se le llama “El tercer ojo”. Cierra los ojos y pon toda tu atención en la zona entre las dos cejas. Deja que los dos ojos vayan justo al medio, entre las dos cejas, y siente el punto. Cuando estés cerca del punto, de pronto tus ojos se quedarán fijos. Ahora coloca a la mente en esa zona y observa cómo los pensamientos fluyen, pasan por la mente como nubes por el cielo, pero tú no los juzgas, no los analizas. Simplemente eres el observador de los pensamientos. Respira profundamente y siente la armonía y la tranquilidad que estás experimentando. Quédate en esa paz. Eso es salud mental.

Déjame volver a recalcar lo que antes te he comentado. Estos ejercicios son alternativas que te doy. No tienes que practicarlos todos. Experimenta, juega con ellos y él que más se adecue a ti, con el que experimentes esa quietud y esa paz mental, con ese quédate.

Unas últimas palabras por hoy: Estos ejercicios que te he brindado son, por así decirlo, la llamada vía lenta de la meditación. Existe una vía rápida para meditar utilizando a la mente.

P-¡Ahora sí que me has dejado intrigado! Quisiera conocer esa vía rápida. Pudieras hablar sobre ella.

R-Está bien, pero eso pertenece a una charla siguiente. Por hoy, suficiente. Que la pases bien y que la paz sea contigo.

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