lunes, 8 de agosto de 2011

El ritmo


P- Antes de comenzar a charlar debo confesarte que cada vez me gusta más esto de la meditación oriental. Fíjate que estoy practicando eso que me enseñaste en la charla anterior de preguntarme constantemente: Qué está pasando dentro de mí en este momento y tratar de sentir sin conceptualizar nada y es maravilloso cómo he empezado a explorar al cuerpo.

R- Sí, el utilizar al cuerpo para meditar tiene muchas ventajas. En los años 60 tomó mucho auge en los círculos científicos el problema de la biorritmología pues se constató que todo es rítmico en el universo y el ser humano tiene también ritmos. De hecho se dividieron a los hombres en alondras y lechuzas. Las alondras son aquellas personas que son altamente productivas de día, pero que en la noche su ritmo decae a tal punto que necesitan descansar. Sin embargo las lechuzas son personas que su ritmo les permite ser altamente productivas de noche pero de día son extremadamente ineficaces. Desafortunadamente el ritmo social no permite que cada persona respete o baile a su ritmo, de ahí a veces la tensión y el estrés que sufren muchos.
P- Eso quiere decir que debo respetar ante todo a mi ritmo y olvidarme de las exigencias sociales.
R- En realidad, en la medida en que respetes a tu ritmo te sentirás más relajado y más conectado con todo como una unidad. Pero si el caso es que no puedes hacerlo, el acceder al cuerpo y sentirlo te servirá de mucho en la lucha contra la ansiedad.
Mira, te propongo hacer un ejercicio sanador del corazón. Te enseñaré a cambiar el ritmo cardíaco. Este ejercicio resulta muy útil no solo para comenzar a sentir el ser o la vida, sino también para aquellos que padecen de presión arterial producto del estrés o la ansiedad.
Siéntate con las palmas de las manos sobre los muslos y vueltas hacia arriba. Cierra los ojos y centra toda tu atención en el corazón, en la zona del corazón, en el centro del pecho. Centra toda tu conciencia en esa zona. Lleva toda tu conciencia al corazón. Ahora con plena conciencia siente el latir del corazón. Experimenta el latir del corazón bien como un sonido o como una sensación.
Mientras sientes el latir del corazón, dile a tu corazón que lata más despacio. Dile mentalmente a tu corazón: "Late más despacio". Ahora centra toda tu conciencia, toda tu atención en las palmas de las manos y siente el corazón latiendo en las manos. Pon toda tu intención ahí. Si sientes el corazón latiendo en las manos, sentirás un hormigueo o incluso el pulso latiendo. Siente cómo el corazón late en las manos bien como una sensación o como calor, o como hormigueo o como pulso.
Ahora vuelve una vez más a centrar la conciencia en el corazón sintiéndolo como un sonido o como una sensación. Siente la vida latiendo dentro de ti. Profundiza más en esa sensación de sentirte vivo. Permanece en esa sensación. Ahora muy lentamente comienza a abrir los ojos. Abre los ojos muy despacio. Tómate tu tiempo y permanece en esa sensación de que eres, de que estás vivo. Recuerda que eres un ser humano, no un "pensar" humano. Recuerda que eres un ser humano, no un "hacer" humano.
Me gustaría hacerte un cuento al respecto: Un alumno le pregunta a un sabio cuál era el secreto de la sabiduría y de la dicha que él experimentaba.
El sabio le contesta: "Soy dichoso porque siento que este momento es el único momento que en realidad me pertenece, que el siguiente no es mío".
El alumno le responde: "Pero eso es lógico, todo el mundo sabe que hay que aprovechar el momento presente porque es en realidad lo único que uno tiene".
El sabio respondió: "He ahí precisamente la diferencia. Todo el mundo lo sabe, pero no todo el mundo lo siente. El secreto consiste no en saber que estás vivo, sino en sentir que estás vivo, en sentir que tú eres este momento.
P- Al seguir estas reflexiones cada vez comprendo más cómo he estado desaprovechando la vida y de cómo pocas veces la he sentido en realidad. Ahora me gustaría hacerte una pregunta: Conozco a personas que practican yoga, chi-kung u otros tipos de las llamadas "artes marciales": ¿tienen que ver estas prácticas con la meditación?, ¿serán una ayuda en este camino de la liberación de la mente?
R- Muchas personas me han hecho la misma pregunta. Y te puedo decir que lo importante no es lo que practicas, sino el cómo lo practicas. Si al hacer las prácticas de yoga, o de tai-chi, o de chi-kung no estás consciente (ya aclaramos qué significa hacerse consciente), si te has ido con la mente para otra parte (para el pasado o para el futuro) y no estás ahí presente de forma total, entonces nada de lo que hagas podrá liberarte de la mente. Estas prácticas y muchas otras te podrán fortalecer, vigorizar al cuerpo. Eso es innegable, pero no te van a ser más feliz por eso, no te van a exonerar del sufrimiento mental. Recuerda que tú no eres el cuerpo ni eres la mente. El identificarte con estas cosas es lo que causa el sufrimiento. Tú trasciendes al cuerpo y a la mente. Tú eres vida. Si tu cuerpo está cambiando constantemente, ¿puedes decir que ese cuerpo que tienes en este momento eres tú?
P- Desde luego que no. Es por eso que el éxito en la práctica de la mayoría de las artes marciales es como dicen: "no cuerpo, no mente".
R- ¡Claro! El identificarte con la mente o con el cuerpo es identificarte con los temores y los deseos. En la práctica de las artes marciales o de cualquiera de estas artes terapéuticas el cuerpo y la mente son sencillamente herramientas para acceder al ser. Cuando practicas o cuando realizas alguna actividad en actitud meditativa tú no eres ni el cuerpo ni la mente, tú eres el movimiento, tú eres la acción. Si cantas, tú eres la canción, si caminas tú eres el caminar. Toda la esencia de la meditación es ser total en lo que haces. Nunca te dividas. La división es mental, la totalidad es existencial.
Te voy a regalar un ejercicio para que puedas sentir la totalidad y que lo recomiendan dos grandes meditadores: Osho y Krisnamurti: Túmbate como un muerto. Pruébalo: de pronto, te has muerto. ¡Deja el cuerpo! No lo muevas, porque estás muerto. Simplemente imagina que estás muerto. No puedes mover el cuerpo, no puedes mover los ojos, no puedes llorar, no puedes gritar, no puedes hacer nada, estás muerto. Y entonces siente qué se siente. Pero no hagas trampa. Puedes hacer trampa, puedes mover un poco el cuerpo. No te muevas. Si llega algún mosquito, trata el cuerpo como si estuviera muerto. Es una de las técnicas más empleadas. Y no solo hazlo con un mosquito o una hormiga, cuando estés furioso, permanece así. Si estás enfadado, estate enfadado, y permanece enfadado. No te muevas. Si puedes permanecer así, la ira se irá y tú saldrás de ello completamente diferente. Si estás ansioso, no hagas nada. Permanece ahí, quédate ahí. La ansiedad se irá; tú saldrás de ello completamente diferente. Y una vez que hayas mirado la ansiedad sin ser movido por ella, serás el maestro.
P- Bueno, tengo que hacerte una última pregunta por hoy. Tengo un amigo psicólogo que se preocupó cuando le dije que estaba practicando la meditación oriental. ¿Podrías hablar sobre eso?
R- Debes saber que todo lo que no se ajusta a nuestras creencias, concepciones o paradigmas lo consideramos generalmente como peligroso, místico, irrazonable, dudoso, etc. Súmale a esto que se arrastran muchos conceptos equivocados acerca de la meditación. Por eso la actitud de tu amigo es comprensible. Solo quisiera aclararte algunos puntos, (sin ánimo de dicotomizar, ni de polemizar), que pertenecen al campo de estudio o atención de la psicología pero que en realidad no son meditación.
Por ejemplo:
1. La meditación no es introspección. La meditación no es un intento de analizarse a uno mismo, puesto que no sólo omite toda forma de análisis intencional y consciente, sino que además no busca explorar nada en particular, ni llegar a ninguna conclusión.
2. Meditación no es reflexionar, pues la reflexión implica elaborar un tema de manera consciente, analizarlo con fines de aclaración y aplicación y de obtener conclusiones, fines que son distintos de los de la meditación.
3. Meditar no es pensar, por el contrario, no pensar es un requisito para meditar. Cuando se dice lo voy a meditar como sinónimo de lo voy a pensar, no se está hablando de meditación, sino de un proceso lógico, racional y activo. Eso no es a lo que se refiere la meditación.
4. Meditar no es concentración como te dije en la charla anterior pues la concentración implica presión y tensión, lo cual es diametralmente opuesto a la meditación, que consiste en fluir y dejar ser.
5. Meditar no es analizar ni discriminar pues estos son procesos cognoscitivos que requieren de observación activa. La meditación es un proceso de observación pasiva.
6. La meditación no es ninguna de las técnicas psicológicas que se utilizan actualmente como la visualización guiada o la hipnosis con todas sus variantes o los ejercicios de relajación pues precisamente la meditación se caracteriza por la falta de guía racional, lógica y secuencial.
Por estas razones es de sorprenderse, pues, que los resultados de la psicología y la meditación sean diferentes. La psicoterapia eficaz resuelve problemas específicos; la meditación eficaz ofrece una solución general aplicable a cualquier problema, incluyendo los problemas complejos como el sentimiento de culpa, la pérdida de seres queridos, la sensación de fracaso, las enfermedades incurables, la vejez y la muerte. La psicología nos dice algo sobre cómo surgen los problemas de una persona. La meditación revela algo sobre cómo surge la idea de "persona" y, al hacerlo, nos libera de la necesidad de identificarnos siempre con una persona particular. En el contexto de semejante objetividad radical, los problemas personales pueden ser abordados muy eficientemente.
Si intentáramos definirla científicamente se podría decir que la meditación es un estado acrítico de auto-observación. Se observa el pensamiento, pero sin pensar; el sentimiento, sin involucrarse en él; y se observa cualquier contenido cognoscitivo, sensorial, emocional, fisiológico o conductual, de manera pasiva. Puede considerarse una técnica mientras el meditador no ha logrado el estado de conciencia meditativo. Cuando se alcanza, puede inducirse a voluntad, por lo que la técnica o los ejercicios, que no es la meditación, dejan de ser necesarios.
P- Entonces: ¿qué diferencias existen entre los ejercicios de meditación que practico y la meditación?
R- Los ejercicios son útiles porque aunque no se puedan explicar científicamente han sido comprobados por miles de años de práctica. No los creó un solo hombre; los crearon muchos buscadores y solo pretendo darte la esencia de los mismos. Por tanto, los ejercicios te evitan andar errando innecesariamente, de andar a tientas sin sentido en la búsqueda de la felicidad. Si no conoces y practicas los ejercicios va a llevarte mucho tiempo acabar con la ansiedad y el sufrimiento, pero si usas el o los ejercicios apropiados el crecimiento es explosivo.
Los ejercicios que te brindo simplemente van a tender un puente sobre la brecha entre tú y tu propia esencia; están solamente para tender un puente sobre esa brecha que tu mente ha creado entre la vida y tú.
Entonces, al principio, los ejercicios te van a parecer meditaciones. Al final, vas a comprobar que los ejercicios no son la meditación y vas a reírte. La meditación es una cualidad de ser totalmente distinta. Desgraciadamente la mente siempre está pidiendo explicaciones y argumentos, pero recuerda que para apreciar, para disfrutar del canto del ave no hace falta pedirle credenciales. Suficiente por hoy. Que la pases bien y que la paz sea contigo.

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