lunes, 8 de agosto de 2011

Segundo ciclo


A partir del 23 de septiembre y hasta finales del mes de diciembre del año pasado se publicó en la página de esta revista electrónica una sesión que presentaba una variante de estrategia psicoterapéutica perteneciente a la corriente transpersonal para el manejo efectivo de la ansiedad donde se utilizó a la meditación oriental como hilo conductor y a la que se le bautizó con el nombre de “Sed de Vida”.
En esa ocasión en un curso de 12 charlas brindamos un atisbo de cómo en nuestra clínica utilizamos la meditación oriental, sus principios, técnicas y conductos tomados de muchas de las variantes de la misma: meditación trascendental, vipassana, sufista, dinámica, tántrica, yoguística, etc. para tratar con diferentes estados y niveles de la ansiedad.
Aunque con esto dimos por concluida esta sesión, las peticiones que hemos recibido de la mayoría de las personas que han visitado la página web de continuar con este tipo de charlas y también por los resultados exitosos que se han obtenido en el trabajo psicoterapéutico basado en esta estrategia hicieron posible que considerásemos la posibilidad de mantener la sesión y seguir ayudando a las personas interesadas, no solo en desterrar de sus vidas el sufrimiento causado por al ansiedad, sino en conocer y desandar el camino que conduce a la liberación de la mente y el despertar de la apetencia por la vida que solo se da cuando entramos en una dimensión que es capaz de trascender a la mente.
Por estas razones, a partir de esta charla reanudamos los encuentros psicoterapéuticos semanales en esta misma sesión con el objetivo de seguir brindándote ejercicios, consejos, formas de ver la vida diferentes a las ya conocidas, maneras de acabar con los condicionamientos mentales que obstaculizan la felicidad y con un acercamiento mucho más comprometido a la vida y obra de hombres como Jesús, Buda, Baal Shem, Mahavira, Lao-Tse, Bodhidharma, Krishnamurti, Osho, Nisagardatta Maharaj, Ranjit Maharaj, No Ajahn Chah, Dogen, Thich Nhat Hanh, Anthony de Mello, etc., que han hecho caminos al andar y nos enseñan desde su condición de “iluminados” o “despiertos” y desde una sorprendente diversidad de estilos, que la emancipación de la mente no es solo una posibilidad, sino una realidad tangible y asequible a todo ser humano.
El estar despierto no es una condición física. No porque seas capaz de abrir los ojos puedes decir que estás despierto. De hecho te puedes pasar toda una vida dormitando con los ojos abiertos pues el estar despierto es una cualidad interior de la consciencia; no tiene nada que ver con tener los ojos y el cuerpo en determinada posición.
Día a día posiblemente estés en una intensa actividad, moviéndote, haciendo tu trabajo, o tal vez estés funcionando al nivel de una misma rutina desde que te levantas hasta que te acuestas: peleas, discutes, comes, duermes, haces los quehaceres domésticos, tomas los medicamentos, vas a consultas, te envuelven las preocupaciones y los miedos constantes, sufres las desilusiones de amigos y compañeros. Y todo esto sucede con un automatismo increíble. Es como si fueras un robot. Te has adiestrado tanto en esta rutina que solo tienes que encender el piloto automático cuando abres los ojos después de un sueño que nada tiene que ver con reparación y renovación y ya comienzas a funcionar. Te mueves en el mundo, haces tu trabajo, desempeñas tu oficio, regresas a casa, haces toda clase de cosas, pero todo sucede como si fueras un androide. Todo es tan programado, tan mecánico que parece que tú no lo estás haciendo. No te das cuenta cuando lo estás haciendo. Simplemente sucede y tú te comportas como un mecanismo.
Sencillamente vives una vida de reacciones. No hace falta ni pizca de atención pues todo va como cuchillo por mantequilla. Todo es totalmente predecible. No sientes necesidad de sentir la vida, pues crees que la vida es eso. Ya llevas tan incorporada la reacción ante los sucesos, las cosas y las personas que no sabes distinguir las diferencias entre una reacción y una respuesta. Estás tan inatento a lo que está ocurriendo contigo, con la vida (que eres tú), que solamente un brusco acontecimiento, un cambio obligado, un incidente no esperado, pueden servir de detonadores para despertarte del profundo letargo en el que estás sumido y es cuando comprendes que has desperdiciado lo más valioso de ti, que nunca te has llegado a conocer, que nunca has contactado con la fuente que nutre las formas en las cuales estás existiendo en estos momentos (cuando hablo de formas me refiero al cuerpo y a la mente a través de las cuales transcurre tu vida), que no has saboreado la inefable dicha de sentirte totalmente vivo y en unidad con toda la existencia.
Creo que esa no es la vida que quieres. Por lo tanto, acompáñame, por favor, en este segundo viaje hacia las entrañas del ser. Hagamos de lo cotidiano una oportunidad, no para convivir con la monotonía mental, sino una potencialidad para penetrar en el misterio de la vida y vivirlo a plenitud. Vamos juntos a añadirle más conciencia plena a nuestro existir y comprobar que a mayor conciencia, a mayor capacidad de estar en el presente, mayor será la liberación de la mente y mayor será la dicha que experimentarás.
Te voy a relatar una historia sobre qué significa tener conciencia y sobre las diferencias entre reaccionar y responder.
Buda cruzaba un pueblo. Un grupo de gente que estaba en su contra se reunió alrededor de él y se puso a insultarlo gravemente. Él escuchó en silencio, con infinita paciencia. En realidad, debido a su paciencia, aquella gente empezó a inquietarse. Empezaron a sentirse incómodos, porque si insultas a un hombre y él escucha como si escuchara música, hay algo que va mal. ¿Qué es lo que está sucediendo?
Empezaron a mirarse unos a otros y uno le preguntó a Buda, “¿Qué ocurre? ¿No entiendes lo que te estamos diciendo?”
Buda le dijo, “Guardo silencio precisamente porque lo entiendo. Si hubierais venido aquí hace diez años, entonces habría saltado sobre vosotros. Entonces no tenía comprensión. Ahora comprendo. Y no puedo castigarme a mí mismo por vuestra estupidez. Sois vosotros los que decidís si insultarme o no insultarme, pero es mi libertad aceptar o no aceptar el insulto. No podéis obligarme a que acepte vuestros insultos. Simplemente los rechazo; no valen nada. Podéis recuperarlos. Rehuso aceptarlos”.
Como ves, Buda esta respondiendo, no está reaccionando. La reacción es inconsciente. Toda respuesta es un fenómeno de plena atención. Pero no puedes sencillamente dejar de reaccionar y empezar a responder. No es una decisión. Para pasar de una a otra necesitas el recuerdo de sí, necesitas consciencia. Si no lo haces así, antes de que te des cuenta habrás reaccionado.
Se cuenta que cuando a algunos de estos meditadores tú los haces enojar, ellos te abrazan, te hacen un regalo y te hospedan en su casa. Aunque es todo lo contrario de lo que hacemos nosotros con las personas que nos desagradan, ellos te lo agradecen profundamente pues comprenden que no puedes dar nada que no tengas. Eres como un pozo y las personas solamente tiran sus cubos y extraen lo que tienes dentro.
Pregúntate; Si dentro de ti tuvieras paz, quietud y ecuanimidad; tantas veces como las personas tiraran sus cubos: ¿qué sacarían? Pero: ¿por qué sacan todo lo contrario: ira, resentimientos, odios, riñas, altercados, etc.? Porque esa agua está contaminada. Y lo lamentable del caso es que no estás consciente del tipo de agua que tienes.
Solo aumentando tu nivel de conciencia limpiarás esas aguas y te liberarás de la mente. Y esa liberación de la mente es la nueva conciencia que necesita la humanidad, es la comprensión de que la vida no tiene que ser por sufrimiento, que es tiempo ya que los viejos paradigmas que arrastramos de dolor e infelicidad desaparezcan y que la época de oro que otrora vivimos vuelva a renacer con nuevos bríos, para poder cumplir, parafraseando el precepto de Jesús: A menos que sean como niños no podrán saborear esta nueva dimensión de la conciencia universal, que ha estado escondida a los llamados nobles y entendidos por mucho tiempo y que es paz, quietud, sosiego y felicidad.
Es mi más ferviente deseo el que puedas, a través de la lectura de esta sesión, no solo disfrutar de la posibilidad de atenuar la ansiedad patológica que nos consume, sino, tener también la oportunidad de comprender y saborear el dulce néctar de lo que significa haber trascendido a la mente y entrar en la infinita extensión de la dicha sin tiempo.
Que la paz sea contigo y que la pases bien.

El silencio


P- Antes de comenzar la charla de hoy debo reconocer que al principio me sentí un poco escéptico e hice resistencia a la vía rápida que me enseñaste de cómo utilizar la mente en la meditación, pero debo confesarte que sí, que en realidad da resultado.

He probado durante toda esta semana de manera sistemática y siento como todo me resulta más nítido y más sosegado cada vez que quiero inquietarme y simplemente digo: “esto no es verdadero”. Me doy cuenta que cuando hago ese ejercicio o ese mantra de “esto no es verdadero”, no solo la mente se queda en blanco, sino que un gran silencio se produce. Y se produce instantáneamente. No es como los otros ejercicios que me enseñaste. Comprendo el por qué se le llama la vía rápida.

R-Sí, meditadores como Ranjit, Nisargadatta, le llaman a esta vía la vía del pájaro, a diferencia de la otra que se le llama la vía de la hormiga. Pero ten presente que todo es un problema de elección. En la meditación no puede haber nada impuesto. Las imposiciones solo pertenecen al mundo de la mente, al mundo social.

Cuando exprimes una naranja lo que sacas es jugo de naranja pues esa es su esencia. Debes saber que la sociedad siempre te va a exprimir. Vivimos en sociedad. Pertenecemos a una familia, a un vecindario, a un grupo laboral o estudiantil, a un grupo de amigos. Y esos grupos irremediablemente nos van a presionar, nos van a exigir. Ese es un hecho que no puedes cambiar. Lo importante es lo que se saca de ti pues lo que se saca es tu esencia y tu esencia debe ser silencio. Pero nunca experimentamos el silencio. Por eso te voy a hablar del último conducto a través del cual puedes meditar y llegar a tu verdadera naturaleza: el silencio.El silencio es nuestro estado natural. Todo lo que escuchas tiene como fondo al silencio.

A un amigo mío le gusta ilustrar este punto de la siguiente manera: Imagínate un teatro con asientos de color rojo. Si te paras en el escenario y miras hacia los asientos con el teatro vacío, seguramente verás una gran mancha roja. Pero si en el teatro empieza la función, poco a poco al ir acomodándose el público en los asientos la visión de la mancha roja irá desapareciendo y en su lugar podrás observar una gama increíble de colores. ¿Eso quiere decir que el color rojo desapareció?

P-En lo absoluto.

R-Así mismo pasa con el silencio. El fondo donde se desarrollan todos los sonidos, incluyendo el de la mente es precisamente el silencio. Por eso la concentración es innecesaria para llegar a él. En tanto estemos envueltos en la percepción, y en nuestros pensamientos, viviremos en el tiempo, es decir, viviremos sólo en el plano horizontal. Pero el silencio es intemporal. Es en el centro donde tiempo y eternidad se encuentran, allí donde se cruzan la horizontal y la vertical.

Ya hemos analizado que, habitualmente, debido a nuestra relación de implicación con los objetos, no percibimos las cosas como son, sino que vemos solamente las proyecciones del ego. A menos que permitamos el florecimiento de nuestras percepciones en el silencio no egoísta, no podremos realmente conocer la realidad. ¿Ves una flor? Déjala que llegue a ti en su plenitud, sin superponerle tus esquemas mentales. La observación verdadera es multidimensional.

No estamos hablando aquí de la observación con los ojos. Estamos hablando de la observación cuando ves, escuchas, saboreas, hueles, sientes, con todo tu ser, globalmente. La verdadera observación es receptividad vigilante, conciencia absoluta, pasividad activa. Te conviertes en un tipo de esponja que todo lo absorbe. Cuando ocurre esta observación a través de la meditación has llegado a la meta, has experimentado el verdadero silencio.

P-Sigo sin entender qué es el silencio. Yo lo concibo como ausencia de sonidos. ¿No es eso?

R-A la mayoría de las personas le disgusta el silencio porque la mayoría de ellas intenta estar en silencio. Y eso es imposible. Creen que el silencio es ausencia de sonidos y se esconden en lo que supuestamente es el silencio. Sin embargo el silencio es nuestra naturaleza original.

¿Recuerdas el principio de la impermanencia, del surgir y el terminar de todo lo que existe? El alimento de este principio, su fuente nutritiva es precisamente el silencio.

Por tanto, silencio no es tampoco ausencia de pensamiento. Los ejercicios que te he propuesto durante todas estas charlas tienen la intención de utilizar los conductos del cuerpo, la mente y el presente para provocar esa sensación de detención de los pensamientos. Y es verdad que ocurre cierta experiencia con el silencio. Pero eso todavía no es silencio.

La supresión de los pensamientos te sitúa en el umbral para que puedas experimentar el silencio verdadero. Al realizar los ejercicios de meditación el acento está puesto ahora en la conciencia misma, eres consciente, primero, de los pensamientos, de las emociones o del cuerpo. Puedes observar que no estás realmente en contacto con nada de ellos. Hasta ahí todo va bien.

Lo que no te había dicho hasta ahora es que con esas prácticas sistemáticas estarás creando momentos o intervalos libres de interferencias mentales, toda la energía previamente localizada en las sensaciones corporales o mentales retorna a su origen, se desvanece en la conciencia y sólo queda el silencio.

Pongamos por ejemplo el proceso de comunicación. Si cuando estás comunicándote verbalmente con alguien pones el énfasis en las palabras, en la sintaxis, pierdes el verdadero sabor de la comunicación. Por eso lo más importante es aprender a escuchar. Si escuchas sólo las palabras, permaneces en el campo de lo mental. Cuando dejas de poner el acento sobre lo que se dice, cuando dejas de buscar algún resultado, la escucha es silencio. Es omniabarcante. Cuando dejas de enfatizar las palabras, lo que oyes incide sobre tu naturaleza real y eso es silencio.

Posiblemente como ningún otro aspecto de estas charlas este te sea particularmente difícil de comprender. Y eso es cierto. Pero eso se debe a la misma naturaleza inexplicable del silencio.

P-Y: ¿por qué si es tan inexplicable, se trata de explicar?

R-Esa es una de las preguntas para las cuales no tengo respuesta. Puede ser porque precisamente ahí radica todo el secreto de la meditación.

Volvamos a retomar el tema de la escucha. Cuando en meditación se habla de escuchar no quiere decir escuchar con los oídos, de la misma forma que cuando se habla de ver no quiere decir ver con los ojos. En nuestra existencia la escucha no tiene tal restricción. Es natural que oigas con los oídos, pero la verdadera escucha es con todo el ser. Y uno debe acostumbrarse a escuchar de esa manera.

Es como cuando entras en una habitación y solo ves una parte de la cama. Piensas que has visto la cama entera, pero realmente estás viendo una parte de ella y completas el resto con tu mente. Así mismo pasa con la escucha. No debe haber fijación en la escucha, sólo totalidad. Nada debe estar fuera de la escucha. Es cierto que es difícil lograr esto por eso te voy a brindar unos ejercicios que te ayudarán a experimentar al silencio.

Ejercicio 1: Emplea tus sentidos plenamente. Lo único que tienes que hacer es escuchar, nada más que eso. Cuando solamente te quedas a escuchar el canto de los pájaros, el sonido del viento cuando pasa por entre los árboles, o alguna música…o el ruido del tráfico que llega de la calle…-cuando lo único que haces es escuchar, sin hacer otra cosa, descienden un gran silencio, y llueve una paz inmensa sobre ti.

Por eso este ejercicio consiste por así decirlo en bañarse en el centro del sonido. Estés donde estés, si practicas esta técnica, solamente cierra los ojos y siente todo el universo lleno de sonidos…siente como si cada sonido se estuviese moviendo hacia ti y tú eres el centro…incluso esta sensación, de que eres el centro, te va a dar una paz muy profunda…todo el universo se vuelve la circunferencia y tú eres el centro y todo se mueve hacia ti, todo cae hacia ti.

Una variante de este ejercicio puede ser la siguiente:

Ejercicio 2: Ve a un lugar público. No hay mejor lugar que este para hacer los ejercicios de meditación con el silencio. Estos lugares están llenos de sonidos, de sonidos locos.

Cuando estés en un lugar como ese no empieces a pensar en los sonidos -que éste es bueno y éste es malo, o que éste es molesto y éste otro es lindo y armonioso. Tú no estás para pensar en los sonidos, solamente estás para pensar en el centro. No estás para pensar en todos los sonidos que llegan hasta ti-sean buenos, malos o bellos- solamente tienes que acordarte que eres el centro y que todos los sonidos se mueven hacia ti-todos los sonidos, de la clase que sean.

Ahora, con estos ejercicios descubres que adentro tuyo hay un centro, ese centro sobre el cual hablábamos en charlas anteriores. Descubres que los oídos no son los centros, que puedes oír desde algún otro lugar más profundo. Los oídos simplemente seleccionan y envían sonidos.

P-¿Por qué este énfasis en sentir que estoy en el centro?

R-Porque en el centro no hay sonido…el centro está sin sonido, por eso mismo puedes escuchar los sonidos, sino no los podrías oír…Un sonido no puede escuchar a otro sonido…Justamente porque tu centro está silencioso puedes escuchar sonidos. El centro es silencio absoluto, por eso puedes oír cómo los sonidos van entrando en ti, van penetrándote, van rodeándote. Si puedes sentir un centro donde se oye cada sonido, se da una repentina transferencia de conciencia. En un momento vas a escuchar todos los sonidos del mundo, y al momento siguiente de repente, tu conciencia se vuelve hacia adentro y vas a escuchar la insonoridad, el centro de la vida. Una vez que lo haya escuchado, ya ningún sonido puede perturbarte. Llega hasta ti, pero nunca te alcanza, llega hasta ti, siempre viene hacia ti, pero nunca te alcanza…hay un punto en el que no entra ningún sonido: ese punto eres tú.

P-¿Dónde exactamente debe llegar el sonido en mi interior?

R-Bueno, el sonido golpea siempre en el vientre, en el ombligo, nunca en la cabeza; si golpea en la cabeza, puedes estar bien seguro que no son sonidos sino palabras, y eso ocurre porque estás pensando en el sonido. Cuando pasa esto, se pierde la pureza. Te voy a brindar un ejercicio para que puedas experimentar esto que te he dicho.

Ejercicio 3: Cierra los ojos y tápate los oídos con tus dedos. Notarás una ausencia de sonidos y esto te obligará a caer de vuelta adentro de ti mismo. La esencia de este ejercicio es volverse un sordomudo -aunque sea por unos momentos, y experimentarás que no vas a poder ir a ningún otro lado, excepto adentro de ti, y así, de pronto, vas a encontrarte ubicado en tu interioridad, donde no hay movimiento. Escucharás un nuevo sonido: este sonido es la ausencia de sonidos. Se da como si fuera una brecha, como si hubieras perdido algo y lo que escuchas es esta ausencia.

P-Creo que experimenté ese silencio con el ejercicio de quedarme en los espacios que hay entre los pensamientos

R-Efectivamente. Experimentar el silencio es también tomar conciencia de los intervalos. Los intervalos están en todas partes, pero estás tan poco alerta que nun­ca los percibes. Entre dos palabras siempre hay un intervalo, por más im­perceptible o pequeño que sea. Si no fuera así, las dos palabras no podrían seguir siendo dos: se transformarían en una sola. Entre dos notas musica­les, siempre hay un intervalo, un si­lencio. Dos palabras o dos notas no podrían ser dos si entre ellas no exis­tiera un intervalo. Siempre hay allí un silencio, pero uno debe estar realmen­te consiente y atento para percibirlo.

Cuanto más consciente se esté de los intervalos, más lenta se vuelve la mente. Siempre es proporcional: a menor grado de con­ciencia, tanto más rápido trabaja la mente; y, a mayor grado de concien­cia, tanto más lento será el funciona­miento de la mente. Cuando se está más pendiente de la mente, más lenta se vuelve, mientras que aumentan los in­tervalos que separan a dos pensa­mientos. Entonces, uno puede notarlos y acude el silencio.

Una conciencia que sólo se con­centra en las palabras o en los pensamientos no es meditati­va, mientras que una conciencia que se concentra únicamente en los inter­valos lo es. Se puede percibir la diferencia entre dos palabras, entre dos pensamientos, pero no se puede registrar la diferencia entre dos intervalos. La meditación implica concentrarse en el intervalo y aparece solo uno: el silencio.

Te voy a contar una anécdota. Había una vez un discípulo bastante indolente que se quejaba de que nunca había podido experimentar el silencio que con tanta insistencia recomendaba el Maestro. El Maestro dijo: el silencio únicamente le es dado a las personas activas.

P-Eso sí que no le entiendo.

R-Es fácil. Experimentar el silencio solo puede ser en la actividad porque precisamente el silencio es el trasfondo de la actividad. Silencio por silencio no existe. Por eso en las culturas y religiones donde se enclaustran a las personas en un supuesto silencio para lograr la quietud de espíritu difícilmente se logran estos objetivos porque no llegan a comprender que el silencio no es ausencia de sonidos sino es ausencia de ego; de ese ego que es producido por nuestra mente. Silencio es ausencia del parloteo mental.

P-¿Cómo se puede saber cuando un silencio es real y cuando es falso?

R-Ten en cuenta que un silencio falso siempre es forzado, se le consigue con el esfuerzo; no es espontáneo, no sucede por sí solo, sino que tú haces que pase.

Por ejemplo: Estás sentado en silencio y sin embargo hay mucha agitación interna. Tratas de reprimirla para mantener el silencio. Eso es un silencio forzado o falso. Por eso no fuerces a lo interno a estar en silencio, solamente trata de provocar más y más posibilidades a tu alrededor para que pueda florecer el silencio interno. La meditación no te lleva al silencio; solamente genera la situación en la que el silencio sucede.

¿Y sabes lo qué ocurre cuando esto sucede? Pues que la risa viene a tu vida. No como una risa social, fingida, cosmética. Será la risa de una verdadera celebración vital a todo tu alrededor. Te llenas tanto que empiezas a desbordarte de vida por todos lados. Sencillamente desembocas en celebración, en alegría y en contentamiento interno. Muestras una profunda gratitud hacia todo, solamente por tener la oportunidad de ser, de poder meditar, de poder estar en silencio, de poderte reír. Comienzas a experimentar la dicha.

Esta es toda la esencia de lo que te quería transmitir. Ya conoces y has empleado las herramientas para liberarte del poder de la mente. A partir de ahora solo tú puedes utilizar esas llaves para tu liberación.

P-Sí, estoy consciente de ello y te lo agradezco. Si hay algo que aprendí en todo este tiempo en que hemos estado charlando sobre meditación oriental es que la responsabilidad por mi felicidad es solo mía. Y eso es lo que pretendo hacer a partir de ahora. Tú me has despertado esa sed de vida que tenía dormida, de la cual no era consciente. ¡Gracias!

R-Antes de finalizar quería hacerte algunas acotaciones finales que creo te serán necesarias recordar una y otra vez.

1-La mente es uno de los mecanismos más hermosos. La ciencia todavía no es capaz de inventar nada paralelo, la mente todavía sigue siendo la obra maestra -tan complicada, tan tremendamente poderosa, con tantas potencialidades…Por lo tanto solo nos queda observarla y disfrutarla.

No la mires como a una enemiga porque entonces la estarías mirando con prejuicios, la estarías enjuiciando y así no la puedes observar realmente. Siempre que mires a alguien como a un enemigo nunca lo podrás mirar con profundidad, nunca lo mirarás, sino que lo evitarás.

Observar la mente quiere decir mirarla con profundo amor, con profundo respeto, con reverencia…-¡Es un regalo que has recibido! No hay nada de malo en la mente como tal, no hay nada de malo en el pensar como tal; es un proceso hermoso, como lo son otros tantos procesos. Es como dice Osho: “Las nubes flotando en el cielo son hermosas -¿Porqué no los pensamientos flotando en el cielo interno? Las flores brotando en los árboles son hermosas -¿Porqué no los pensamientos floreciendo en el interior de su ser? El río corriendo hacia el océano es hermoso -¿Porque no ese flujo de pensamientos que corren por alguna parte a un destino desconocido? ¿No es bello?”

Por lo tanto no seas un luchador contra la mente, se un amante. Observa los sutiles matices de la mente, las vueltas repentinas, los bellos giros, los saltos repentinos, los juegos que va haciendo, los sueños que va tejiendo -la imaginación, la memoria, las mil y una proyecciones que genera… ¡Observa! Quédate a un costado, distante, no te involucres, y de a poco, vas a empezar a sentir…el silencio.

2-A medida que vas profundizando en la práctica de la meditación se va profundizando la observación, se hace más profunda la conciencia; empiezan a aparecer brechas, intervalos…Se fue un pensamiento y el otro todavía no llega; hay una brecha.
En estas brechas, vas a tener por primera vez destellos del silencio, lo vas a poder saborear. En la cultura oriental lo llaman el sabor del Zen, del Tao, o del Yoga.

En esos pequeños intervalos, de repente, el cielo está despejado y brilla el sol, de pronto el mundo se llena de misterio porque cayeron todas las barreras, ya no está la pantalla en tus ojos, ahora puedes ver con claridad, ver en forma penetrante. Toda la existencia se vuelve transparente.

Al principio, estos van a ser solamente raros momentos, pocos y distanciados; pero igualmente van a darte vislumbres de lo que es la verdadera meditación. Pequeños pozos de silencio van a venir y van a desaparecer, pero ahora puedes experimentar que vas por buen camino.

3-Puedes utilizar estas herramientas de la meditación oriental para resolver los problemas del estrés y de la ansiedad, para relajar al cuerpo, para aceptar o curar determinadas enfermedades. De hecho, la mayoría de nuestro mundo occidental la está utilizando con esos fines. Pero la meditación en su esencia no tiene esos objetivos.

Los verdaderos objetivos de la meditación es disciplinar la mente, desterrar al ego y acabar con el sufrimiento humano trascendiendo a la herramienta que lo provoca: la mente. Es un viaje a la dimensión transpersonal para lograr la unión con la existencia y por primera vez, sentir en toda su plenitud a la vida.

Y debes saber que cuando llegues a esa dimensión (que muchos le llaman “espiritual”), ya no querrás regresar. Ya no hay regreso del viaje pues te das cuenta que te estabas perdiendo el acceso a la dicha y a la plenitud eternas. En esta empresa solo sacas el boleto de ida.

Quisiera poner punto final a estas charlas que hemos compartido juntos con un cuento. Este cuento refleja muy bien los objetivos de las mismas.

Cuando el Maestro se hizo viejo y enfermó, los discípulos no dejaban de suplicarle que no muriera.

Y el Maestro les dijo: “Si yo no me voy, ¿cómo podréis llegar a ver?”

¿Y qué es lo que no vemos mientras tú estás con nosotros?”-preguntaron ellos.

Pero el Maestro no dijo una palabra.

Cuando se acercaba el momento de su muerte, los discípulos le preguntaron: “¿qué es lo que vamos a ver cuando tú te hayas ido?”

Y el Maestro con una pícara mirada en sus ojos respondió: “Todo lo que he hecho ha sido sentarme a la orilla del río y daros agua. Cuando yo me haya ido confío en que sepáis ver el río”.

Con estas charlas mi intención ha sido precisamente el darte agua a la orilla del gran río de la meditación. Espero con todo mi ser que sí de verdad estás interesado en disciplinar ese maravilloso regalo que es la mente sepas ver el río. Sepas buscar más en el infinito mundo de la meditación y sepas, por ti solo, seguir saciando la SED DE VIDA que todos tenemos.

Por haberme escuchado: MUCHAS GRACIAS.

Y como siempre te deseo con todo mi corazón de que la pases bien y que la paz sea contigo.

¿Qué significa la vía rápida para utilizar la mente en la meditación?


P-Desde la conversación anterior estoy profundamente intrigado pues me dijiste que existía una vía más rápida para meditar utilizando a la mente. ¿Podrías comentar sobre ella?

R-Sí, desde luego, pero antes me gustaría conocer cómo te fue con los ejercicios que te recomendé para la meditación a través de la mente.

P-¡Ah, fueron geniales! Especialmente me produjo mucha calma y paz el segundo ejercicio, el de quedarse en los espacios que hay entre los pensamientos. Déjame decirte que lo practiqué de manera sistemática y cada vez es mayor el tiempo que puedo estar en esos espacios donde nada se mueve y todo es calmo.

R-Bien, me alegro que así sea. Ahora vamos a dedicarnos a lo que nos ocupa en la charla de hoy. Te explicaré qué significa la vía rápida para utilizar la mente en la meditación. Para poder comprender esto primero debes saber algunas cosas sobre la mente y recordar algunas otras que ya habíamos visto en la charla anterior.

Hace más de 20 años atrás la ciencia creía que nuestros ojos, oídos, nariz y otros sentidos, y la mente, eran aperturas a la realidad, puentes a la realidad. Pero en los últimos tiempos esa concepción ha cambiado. Se ha comprobado que los sentidos y la mente no son realmente aperturas a la realidad sino defensas contra ella. Sólo un dos por ciento de la realidad logra pasar por estas puertas dentro de ti; noventa y ocho por ciento de la realidad queda afuera. Y ese dos por ciento que llega a tu ser llega adulterado pues ha tenido que pasar por todos los condicionamientos de la mente. Por eso, en el momento que llega ya no es la realidad, es solo una distorsión de la misma.

P-Ahora entiendo el por qué la meditación significa poner la mente de lado para que no interfiera con la realidad y poder ver las cosas tal y como son.

R-Así es. La realidad es neutra. La mente siempre la colorea, la tiñe, la eclipsa y no llega a nosotros lo que realmente es verdadero. Algunos definen a la meditación como el estado de no mente pues la mente nunca es silenciosa y meditación significa ningún condicionamiento dentro de ti, ninguna forma particular o cultural de ver la realidad, ninguna charla interna. Solo así podrás descansar de toda esa ansiedad que produce el cavilar, el pensar.

Como las gentes siempre están en el estado mental, es decir apegadas o identificadas con la mente, siempre están presas del temor de lo que acontece, o de lo que acontecerá. Tienen miedo. Piensan: “¿Qué voy a hacer? ¿Qué me va a pasar?” Luchar o disfrutar. Todas estas esclavitudes se deben a la mente. Y todo esto en realidad es pura ilusión. De ahí que los grandes meditadores como Ranjit Majarah nos dicen: “Deje el mundo como es, no lo destruya, pero sepa que el mundo no es. Haga todo lo que tenga que hacer, pero permanezca desapegado por la comprensión, porque todo lo que siente, percibe y obtiene es ilusión (el subrayado es nuestro). No existe, y su mente debe aceptar eso”.

Debido al ego, al pensamiento “yo”, sentimos una sensación de importancia, de separatividad. Decimos: “ésta es mi casa, ésta es mi carne, éstas son mis cosas”, etc. Las cosas mismas no dicen nunca que le pertenecen. Son mudas e inanimadas. En realidad no te pertenecen, ni estás separado de nada. Toda forma de vida (y tú eres una de ellas), es el juego o la combinación de los elementos con un poder (algunos le llaman energía, espíritu, alma, etc.). Cuando mueres los elementos que componen al cuerpo retornan a los elementos y el poder retorna al poder. Sólo el nombre y la forma, que son ilusión, desaparecen. Por lo tanto se consciente que no eres la forma, que no eres el cuerpo. Todo el temor a la muerte y todos los apegos y todo el sufrimiento que traen aparejados los apegos se debe a la identificación que tenemos con el cuerpo. Y este cuerpo es ilusorio, al igual que la mente. Está constantemente cambiando. Comprender esta impermanencia es el primer paso para despertar de la ilusión en la que vivimos.

P-Eso significa que si no soy el cuerpo no debo sentir dolor, ni debo sentir la enfermedad.

R-Las gentes ignorantes difunden toda suerte de ideas falsas sobre los iluminados. Llegan al extremo de pensar que la persona iluminada no debe sentir dolor pues se ha desidentificado con el cuerpo. Pero el iluminado está vivo. No es un cadáver. Por consiguiente, debe sentir la quemadura al contacto con el fuego. El iluminado siente el dolor, siente a la enfermedad, pero sabe que es su cuerpo el que lo siente y no él mismo, porque no está identificado con el cuerpo. Es como el ejemplo de la electricidad. Mientras la electricidad está conectada, la bombilla debe alumbrar. Lo mismo es verdadero para el cuerpo. Mientras el poder está conectado al cuerpo, el cuerpo debe sentir dolor.


Tú sufres sólo porque aceptas «yo soy el cuerpo». El iluminado dice, “dejemos que las cosas acontezcan, mi cuerpo solo funciona porque el poder está conectado”. Cuando se funde una bombilla, se la tira. La electricidad no pone ninguna queja. No le afecta en nada. Así pues, ¡Sé este poder interno! Entonces la muerte no será nada para ti. Entonces no habrá ansiedad ni temores. Comprende que el cuerpo está muerto, compréndelo ahora. Solo funciona por ese poder que eres tú. Es como decíamos en charlas anteriores: eres un emperador en este universo y te comportas como un mendigo.

Los problemas son una ilusión, no existen. Siempre que la infelicidad o los problemas vengan a ti es la ilusión mental, porque tu propia mente los ha creado. Acepta pues lo que acontece, no luches contra lo que viene. De esta manera, el ego se disolverá. La persona que no comprende la ilusión de la mente no acepta nunca cuando acontece el infortunio. El que comprende dice, “que venga a mí todo el infortunio, nada me puede tocar en realidad”, porque sabe que, acontezca lo que acontezca, no es verdadero. A la pantalla de cine no le inquieta si la película proyectada en ella es buena o mala. No hay bueno ni malo para la persona que está fuera del círculo del espejismo mental. Todo acontece en la pantalla. Acontecen muchos, muchos trastornos; la pantalla exhibe todo, pero no se inquieta. Sé la pantalla; no te inquietes por nada. El ser iluminado es el que se ha liberado de la cárcel de la mente, el que ha podido disciplinar a la mente, vive en el mundo pero no es tocado nunca por él. ¿Por qué no es tocado? Porque sabe que es una ilusión.

P-Pero eso es muy difícil de aceptar.

R-Nunca ha habido ninguna mente que no haya sido programada. En la crianza viene la programación. Incluso si el niño ha sido criado no por ti sino por animales, ellos programarán al niño. Ha habido casos de niñas criadas por lobos en la selva en el norte de India. Todo el actuar de esas niñas tenía que ver con la vida lobuna. Tú también has sido programado y has aceptado muchas cosas sin ponerlas a prueba ni dudar tan siquiera de ellas. Desde pequeño en tu mente han grabado programas que tú mismo no eres consciente de ellos.

El problema es: Hay que criar a un niño, alguien tiene que cuidarlo, alguien tiene que ayudar a socializarlo y cualquiera que lo haga (sabiéndolo o no sabiéndolo), va a condicionar la mente de ese niño. No es una cuestión de que tienes que programarlo conscientemente. Pero de cómo el niño aprenderá el lenguaje... es un programa. No hay posibilidad para nadie de ser criado sin programación. Comprende que no hay técnica alguna de descondicionamiento del cerebro. Lo que existen son técnicas de reprogramación. Te pueden reprogramar de una mente musulmana a una cristiana, de una hindú a una taoísta pero tú, seguirás programado.

Lo que te estoy queriendo decir es que todos esos programas, al fin y al cabo, son puertas no reales por donde pasa la realidad. Por eso vamos a utilizar o a reprogramar a la mente con un condicionamiento que acabe con toda la ansiedad de pensar y con todo el sufrimiento que todos los demás condicionamientos traen aparejados.

P-¿Eso quiere decir que lo que me vas a enseñar tampoco es verdadero?

R-¡Exactamente! Veo que vas comprendiendo el quid del asunto. Por ejemplo, para quitar una espina de tu dedo debes usar otra espina. Después, tiras las dos pues si te quedas con la segunda espina que usaste para sacar la primera, ciertamente te pinchará de nuevo. Para frenar el movimiento frenético de la mente y alcanzar el descanso mental hace falta un condicionamiento diferente a todos los que has tenido hasta ahora. Pero finalmente, si lo utilizas con las condiciones que te voy a indicar, este último desaparecerá y ya no habrá obstáculos entre la realidad y tú. Comprenderás que tú eres esa realidad, solo que estaba eclipsada por los condicionamientos mentales. En este caso se cumple el proverbio meditativo que para comprender a la ilusión, se necesita de la ilusión.

La mente es el hábito de ver cosas falsas y después aceptarlas como verdaderas. Tú dices que existes. ¡Pruébalo! Si lo intentas te darás cuenta que debes enredarte en una madeja de conceptos (científicos o no). Pero tú no eres esos conceptos. Ellos han sido creados por la mente para tratar de captar a la realidad. Por lo tanto: son inventados, son concebidos, son ideados, imaginados, fantaseados, pero no reales. Al final todo son sólo creencias y conceptos de la mente. Es el ego la única ilusión, y el ego es mente, el ego es el condicionamiento que tienes ahora. Es la falsa identidad con la que has estado comprometido todo el tiempo y a la cual te has apegado. La iluminación y la liberación del presidio mental significan comprensión, y si comprendes que todo es ilusión, siempre serás feliz.

De hecho, es la falta de esa comprensión lo que te hace creer que eres una entidad separada. Si comprendes que no eres el cuerpo, devienes universal. Toda limitación desaparece. Si rompes un vaso, el espacio contenido en el vaso deviene tan grande como el espacio de la habitación. Y si echas abajo los muros de una casa, deviene el espacio cósmico entero. De la misma manera, si rompes la programación del ego (yo soy esto o eso, etc.), devienes el Todo, devienes ese poder que hay detrás de todo, devienes la realidad misma. Precisamente la física cuántica en la actualidad está tratando de probar que en la visión hologramática del universo, tú eres ese universo de infinitas probabilidades, solo que no eres consciente de ello. Cuando esa comprensión madure en tu mente, cuando reprogrames a la mente con este nuevo programa habrás resuelto el problema de las preocupaciones y de las inquietudes. ¿Cómo te vas a inquietar de una ilusión?

Supón que tienes un sueño horrible en el que te angustias, sufres, padeces. Cuando despiertas y te das cuenta que fue solo un sueño: ¿qué? Te ríes de la ilusión. Asimismo, cuando despiertes de esta ilusión, te reirás. Y esa risa es desapego total y apasionado por lo que no es verdadero. Siempre que tu ego experimente sufrimiento se debe a una falta de comprensión. El problema es el ego; así pues, deja que muera. Si el ego muere, es para bien. Es la ilusión la que muere. Si el ego muere, entonces sólo quedas tú, La Realidad.

P-¿Y cuál es ese programa mental?

R-Es sencilla. De hecho se basa en un solo pensamiento. Y ese pensamiento es como la espina que te ayudará a sacar a todas las demás espinas. Siempre que la mente afirme, “eso es verdadero”, ve contra ella y di, “no, es falso”. No importa el pensamiento o los pensamientos que tengas en la mente. No los analices, ni les prestes atención. Solo di: “Esto no es verdadero”

Todo lo que ves y percibes es falso. Con esta comprensión, la mente es purificada. ¿Cómo devino la mente impura? Devino impura al creer que el mundo es real. Ella se toma a sí misma como la realidad y así se pierde la realidad. Por eso, no discutas, ni analices nada. Aún el pensamiento: “Esto no es verdadero” está exento de discusión o análisis alguno. Debes tomarlo como una especie de mantra. Con resolución y sin dudar solo di: “Esto no es verdadero”

P-¿Y es así de fácil?

R-Es tan fácil como la propia programación que recibiste desde niño. No la dudaste, no la analizaste. Solo la digeriste. Pero aquí hay una gran diferencia. Fíjate lo que pasa cuando simplemente cierras los ojos y dices mentalmente: “esto no es verdadero”. Pruébalo ahora mismo.

P-Bueno, lo que pasa es que no pienso en nada.

R-Efectivamente. Date cuenta que el pensar desaparece. Quedas en una quietud y paz mental absolutas. ¿No te das cuenta que es una manera efectiva y eficaz de descansar de todo el ajetreo mental?

Verás que al principio de esta práctica la connotación que tiene es la que te acabo de exponer, pero después se va saldando la brecha que hay entre ti y la realidad producto de la mente. Así comienzas a comprender que aunque los pensamientos son muchos: buenos y malos, agradables y desagradables, ellos vienen y se van. ¿Por qué inquietarse? Lo que aparece y desaparece y no permanece no puede ser verdadero. Los pensamientos son obra de la mente y la mente tiene el hábito de aceptar cosas falsas como verdaderas. Este cuerpo que tienes sólo está representado un papel. Unos representan el papel de un hombre y otros el de una mujer. Pero el conocimiento en ambos es el mismo.

Con este solo pensamiento en mente los demás empiezan a desenergetizarse y deviene la pura comprensión del por qué inquietarse. Con esto, los miedos desaparecen. Te das cuenta que nada es malo, ni nada es bueno. Tienes cinco dedos, unos más pequeños, otros más grandes. ¿Cuál es el bueno o el malo? Todos están hechos de carne y sangre. Si tienes una bombilla de cien vatios y otra de cincuenta, ambas funcionarán con la electricidad. La electricidad es una. Todos respiramos aire y comemos con nuestras bocas, de manera que todo es común para todos. El poder que opera en todos es el mismo, ése es el punto principal. Todo es un pensamiento. Pensamiento quiere decir conocimiento y conocimiento es mente. Todo ello funciona con el poder. Tú eres más allá de la mente y de todo pensamiento.

P-¿Pero, qué pasará si a todo lo que viene a la mente le digo que no es verdadero?

R-Tu pregunta solo obedece a los miedos de la mente. El que comprende y dice “esto no es verdadero”, sencillamente la realidad le penetra, todo es suyo. Entonces te das cuenta que no solo los iluminados son grandes ante tus ojos. Tú mismo eres grande. Eso es lo que los verdaderos Maestros de la meditación oriental enseñan y tratan de hacerte comprender, nada más.

Ellos solo te señalan el camino para aplastar al ego pues está bloqueando la vía para que te liberes del sufrimiento y de la ansiedad. Deja los temores de qué pasará, deja que los demás hagan sus comentarios, simplemente sácate la flecha del sufrimiento. Comenzar a averiguar de qué color es la flecha, qué me pasará cuando me la saque, me dolerá o no; son solo excusas para no salir del infierno mental en el que estás.

El problema es que siempre tenemos el hábito de quejarnos, “¡Oh, yo no puedo hacer esto o aquello!”, eso es el ego. Eso es lo que los hindues llaman maya (ilusión). Sé muy fuerte en ti mismo. Todos los grandes meditadores dicen que tú eres la realidad y que puedes experimentar esto. Intenta aceptarlo hasta que ya no haya más límites para ti. Eres ilimitado, nadie puede limitarle. Pero a pesar de todo ello, tú mente te ha esclavizado. Olvida toda limitación, reprograma a la mente, tira por la borda a todas las demás programaciones que has recibido durante tu vida y se La Realidad.

Intenta comprender profundamente que tu mente no puede combatir contra ti. Entonces serás capaz de derrotar al ego. De otro modo, es imposible. Cuando te viene una duda (como la pregunta que me acabas de hacer, por ejemplo), pierdes tu fuerza. Y necesitas esa fuerza para poder disciplinar a la mente de tal manera que no te estorbe y puedas cruzar el puente del estado mental al no mental. Y finalmente, en esa nueva orilla, volverás a tu estado original. Sólo con el poder de la comprensión de que ella (la mente) es una pura ilusión es que puedes trascenderla.

P-Esto se me parece a un acto de fe.

R-Puedes llamarlo como quieras. Cuando tienes hambre o sed solo el acto de comer o de beber agua te va a saciar esas necesidades, no el pensar ni el hablar sobre ellas. La práctica es el mejor criterio de lo verdadero. Lo único que te puedo aconsejar es que en este camino de la liberación mental tienes que ser muy fuerte y no tener miedo de nada ni de nadie, pues todo es ilusión. ¿Cómo puede la ilusión hacer que tengas miedo?

El mundo es ilusión, ¿por qué inquietarse por él? Si esta determinación penetra en ti, nadie puede detenerte. Si no penetra, eso significa que seguirás siendo un esclavo de la mente, de la ilusión. Seguirás en el trono universal con harapos.

Casi todos los libros de autoayuda y las corrientes psicoterapéuticas tratan de purificar a la mente. Pero: ¿cómo puede ser purificada la mente? Ella misma es un concepto, y ¿cómo puede ser verdadero un concepto? Lo que no es real es siempre impuro. Todo está sobreimpuesto sobre tu verdadera naturaleza, pero tú, la realidad, no eres alterado nunca. Tú eres muy claro, muy puro. Así pues, la mente toma todo como verdadero y eso es la impureza. Pero cuando comprendes que todo es falso, la mente misma desaparece.

Alcanzar la realidad no requiere nada debido a que la realidad está siempre aquí. Simplemente, líbrate de la ilusión del “hacer” que está impresa en tu mente. La mente no acepta esto, porque no quiere morir. A la mente, por naturaleza, le agrada pensar, y cree que ella es el “hacedor”. Todo lo que le agrada y lo que no le agrada, todos sus hábitos desaparecen cuando comprendes la ilusión, la maya.

¡No importa lo que pase, que el mundo se vaya al cielo o al infierno, no importa!”. ¡Se así de determinado! No tengas miedo de dejar la ilusión. ¿Por qué temes a eso que es ilusorio?
Actualmente la gente: come en temor, trabaja en temor, vive en temor. ¿Podrá desaparecer algún día el temor de nuestras vidas? Sí, el día en que comprendamos que todo lo creado por la mente no es verdadero. Esa es la verdadera libertad.

Esta es la vía rápida que puedes utilizar para disciplinar a la mente. Conócete a ti mismo como ese poder, no como un cuerpo o una mente. Di: “yo no soy verdadero, es falso que yo soy”. Ten el coraje de decir esto.

Shakespeare dijo: “Los cobardes mueren muchas veces, los valientes solo una vez”. No te aflijas por los que se suicidan. Tú te estás suicidando lentamente, día a día cuando aceptas el sufrimiento como algo natural y normal, cuando no disfrutas de la vida a plenitud, cuando los temores y los deseos te invaden constantemente y no puedes estar en el presente, gozándolo todo y gozándote, cuando te doblegas a las exigencias de la sociedad a costa de sentirte vivo. Pero: ¿qué se puede hacer? Al final todo es un problema de elección. Y tú, solo tú, eres el que eliges. Solo tú puedes saciar esa Sed de Vida.

Meditación es la vía -no la técnica- en la que puedes encontrar tu propia naturaleza, tu naturaleza de Buda en su pureza, en su virginidad, no tocado por nadie. Es la vía para saciar esa sed de vida pues es simplemente relajarte en tu mundo interior, solo ― sin ninguna guía sin ninguna escritura ― y volviéndote tan silencioso que ninguna ondulación de pensamiento permanezca. Esta es la única manera de cancelar toda la esclavitud de las programaciones mentales y ser plena y completamente libre. Que la pases bien y que la paz sea contigo.

La mente


P-Tengo una sola palabra para describir lo que significa estar en el presente: ¡maravilloso! Es increíble cómo al estar en el presente puedes sacar toda la basura mental y disfrutar del momento. Es cierto lo que me decías, que estar en el presente significa “no tiempo”

R-¿Y te diste cuenta de cómo toda la ansiedad desaparece?

P-¡Sí, eso mismo te quería comentar! Es una paz increíble que se experimenta. Cero tensión, cero preocupaciones. Es como te dije: ¡maravilloso!

R-Me alegra sinceramente que te estés beneficiando de estos ejercicios y que comprendas cómo toda la ansiedad es creada por la mente y por el desequilibrado pensar.

Y utilizo la palabra “desequilibrado pensar” porque hoy te hablaré del otro conducto a través del cual puedes meditar: la mente. Pero debes saber algunas cosas importantes antes de pasar a los ejercicios.

Lo primero que debes comprender es que aunque hemos hablado de cómo la mente causa el ego y el sufrimiento no debes ver a la mente como una enemiga ni como un obstáculo para vivir. Todo lo contrario. La mente es una herramienta maravillosa de nuestra vida que nos sirve para solucionar problemas, para investigar, para socializarnos. Lo que te estoy señalando con la meditación es que la mayoría del tiempo nos olvidamos de darle un descanso a la mente y la seguimos utilizando aún en aquellos momentos en los cuales no la necesitamos. Y si observas son más estos momentos en los cuales no necesitamos de la mente para vivir y sentir la vida.

P-Entiendo a lo que llamas “desequilibrado pensar”, pues el otro día estaba leyendo una información que decía que la mayoría de las personas que acuden a las casas de salud mental son precisamente intelectuales.

R-Por eso la esencia de la meditación es comprensión, es tomar conciencia de cómo funciona la mente y observar este funcionamiento sin inmiscuirnos ni identificarnos con él. Es aplicar la técnica de ser el observador de la mente, precisamente cómo el primer ejercicio que te indiqué cuando comenzamos nuestras charlas: el ejercicio del portero.

P-Sí, bien que me acuerdo de él y de todos los beneficios que me reportó cuando lo practiqué. Y lo de la técnica de ser el observador imparcial y acrítico me queda claro; pero tengo una duda: ¿qué es lo que tengo que comprender del movimiento de la mente?

Eso es lo segundo que debes entender. Te voy a comentar sobre varias características esenciales de la mente humana para que puedas comprenderla mejor y puedas observarla utilizando la técnica del observador.

  1. A la mente le gustan los modelos. Es lo que en la comunidad científica se llaman paradigmas. Socialmente nos han condicionado a ver las cosas desde el prisma de nuestras creencias y conceptos y aunque la realidad es bien distinta todo lo filtramos a través del prisma de nuestros paradigmas. Por tanto no creas que vemos a la realidad. Solo vemos el reflejo de una realidad creada por la mente.

De ahí que nos cuesta mucho trabajo aceptar la diversidad pues todo lo que no encaje en nuestros moldes mentales es para nosotros incomprensible, peligroso e inaceptable.

Te voy a relatar una historia sobre paradigmas: Había una mujer que creía que su gallo al cantar hacía que el sol saliera pues notó que cada mañana, con toda precisión en cuanto él se ponía a cantar, el sol, aparecía en el horizonte. Así que cuando el animal murió, se apresuró a reemplazarlo, no fuera a ser que a la mañana siguiente no saliera el astro rey. Ocurrió que un día tuvo un pleito con los vecinos y decidió mudarse a un pueblo lejano, pero desde luego se llevó a su gallo. Cuando muy temprano al día siguiente, en su nueva residencia él empezó a cantar y un momento después el sol apareció, ella se reafirmó en lo que durante tanto tiempo había creído y se entristeció pues su aldea seguramente seguía a obscuras. ¡Pero eran ellos los culpables de esto!

¿Ilógico, irracional, falso? Desde luego. Pero lo esencial es que para aquella mujer ``su verdad'' era tan real que ni siquiera se le ocurría ponerla en duda. Es lo que los expertos hoy en día llaman ``un paradigma''. Es decir, una creencia, una forma de ver la vida, una programación mental a través de la cual vemos la realidad y que en gran medida determina nuestra forma de ser y nuestra conducta.

¿Crees que solamente la gente ignorante tiene paradigmas ilógicos, irracionales y falsos? Pues no. Todos tenemos ese tipo de paradigmas o esquemas, desde el científico hasta la ama de casa. En realidad la mente humana funciona a través de estos esquemas que han ido instaurándose en nosotros producto de la educación recibida y las experiencias vividas. Por eso si no te está gustando tu vida es porque hay algo radicalmente erróneo en tu programación mental. Es así de sencillo.

  1. A la mente le gusta la certeza. Sentir seguridad es una de las cualidades fundamentales del movimiento mental. La mente siempre se mueve en un círculo de certidumbre. Por eso el cambio, la impermanencia y el ritmo de la vida (que es incierto y misterioso), no le gustan a la mente. Y también por eso queremos tener el control de las cosas y de las personas. Fíjate que casi siempre te estresas cuando las cosas se salen fuera de tu control.

P-Cierto.

R-Continuo con las características de la mente.

  1. Si le pudieras quitar el ropaje a los pensamientos te darías cuenta que en la esencia de casi todos los pensamientos se alojan los temores y los deseos. De hecho se puede decir que la mente humana se mueve a través de deseos y temores (recuerda que los deseos pertenecen al futuro y los miedos al pasado y estas son las dos dimensiones psicológicas en las que la mente se mueve).

Date cuenta que la mente humana nunca está satisfecha, nunca desea el momento presente, siempre está deseando los momentos pasados o los que vienen. Se podría decir que los miedos es la memoria del dolor puesta en el futuro y los deseos, la memoria del placer puesta en el futuro. Y así es como la mente trabaja.

P-Ahora me es mucho más comprensible el por qué la mente siempre está en el pasado o en el futuro creando estos tiempos psicológicos del que me hablabas en charlas anteriores y que tanto nos hacen inquietarnos y sufrir.

R-Exactamente. La mente crea un tiempo que no es real. El pasado y el futuro en sí no son reales, son invenciones de la mente. Y si la mente siempre está en esas dimensiones entonces es comprensible el por qué la mayoría de las cosas que fabrica la mente no son reales.

  1. A la mente le gusta dividir, conceptualizar, enjuiciar, criticar, valorar. Siempre estamos juzgando y compartimentalizando a la realidad. De hecho, el lenguaje, que es el vestido que se pone la mente para trabajar, es en esencia: divisivo.

P-Por favor, explica más esto pues no lo entiendo bien.

R-Verás; la piedra angular del lenguaje son los conceptos. El lenguaje está conformado por toda una taxonomía de conceptos. Y ese aparato categorial nos permite reflejar la realidad pero a la vez la divide. Cuando yo digo “silla”, por ejemplo; me estoy refiriendo a lo que caracteriza a toda silla pero la distingue de los demás objetos. Con la conceptualización “silla”, estoy separando a ese objeto de los demás. ¿Entiendes?

P-Sí, ahora lo veo claro. Créeme que antes no había pensado en ello. Sí todo está interconectado, entonces el lenguaje es de poca ayuda para unir aquello que él mismo divide; ¿no es así?

R-Así mismo es. Veo que has captado la esencia de lo que quiero expresarte. Por eso en el proceso de enseñanza necesariamente todo lo tenemos que dividir: geografía, historia, física, etc., pero después nadie se encarga de unirlo pues a través del lenguaje es imposible expresar en la diversidad, la unidad de la vida y del universo.

Si te percatas es por eso que la mente es siempre excluyente: o esto o lo otro. O eres bueno o eres malo, o eres feo o eres bello, o eres blanco o eres negro, o eres masculino o eres femenino. Por eso la mente siempre está eligiendo una parte de la vida y no acepta la otra. Es como el yin y el yang. Y la verdad es que eres todo eso a la vez. Sin embargo la mente no puede captar esto. Te voy a poner un ejemplo: ¿cuándo es más de noche: a las 9:00 pm o a las 11:00 pm?

P-Yo diría que a las 11:00 pm, claro está.

R-Sin embargo las 11:00 pm está más cerca del día que las 9:00 pm.

P-Tienes razón.

R-Y así pasa con todo. Otro ejemplo: tú comienzas a morir el mismo día en que naces. De esta manera, la muerte siempre está aquí desde el mismo nacimiento; pero la mente siempre la posterga pues le teme.

  1. A la mente le gusta complejizar las cosas. No le gusta simplificar. El vivir es simple, pero la mente complica a la vida. Hay muchos paradigmas que arrastramos que evidencian esto. Por ejemplo, si le preguntas a la mayoría de las personas te dirán que la vida es lucha, que la vida es una carrera con obstáculos, etc.

El propio proceso de enseñanza-aprendizaje, la mayoría de las veces, consiste en hacerle al estudiante más complejo las cosas que son simples. Por eso se define al verdadero maestro como aquel que es capaz de enseñar aplicando la ley de Meyer. Creo que fue Lin Yutang quien refiriéndose a la tendencia del ser humano a filosofar sentenció: “La filosofía es el arte que tiene el hombre de hacer complejas las cosas simples”.

P-¿Y qué dice esta ley de Meyer?

R-La ley de Meyer se enuncia así: “Es tarea fácil hacer que las cosas parezcan complejas, pero es complicado hacerlas sencillas”.

Te voy a relatar un cuento que refleja esta característica de la mente: Sentados en la rama de un árbol, el mono y la mona contemplaban la puesta del sol. En cierto momento ella le preguntó:
-Cariño, ¿qué hace que el cielo cambie de color a la hora en que el sol llega al horizonte?
-Si quisiéramos explicar todo, dejaríamos de vivir-respondió el mono-Quédate quieta. Vamos a dejar que nuestro corazón disfrute con este romántico atardecer.
La mona se enfureció: -Eres primitivo y supersticioso. Ya no le prestas atención a la lógica y solo te interesa aprovechar la vida.
En ese momento pasaba un ciempiés. El mono le gritó:
-¡Ciempiés!, ¿cómo haces para mover tantas patas en perfecta armonía?
-¡Jamás lo pensé!-fue la respuesta del ciempiés.
-¡Pues piénsalo! ¡A mi mujer le gusta tener una explicación para todo!
-El ciempiés miró sus patas y comenzó:
_A ver, flexiono este músculo….no, no es así, yo en realidad debo mover mi cuerpo por aquí…no, no, creo que debería primero alzar la cuarta pata…
Durante media hora el pobre ciempiés trató de explicar cómo movía sus patas. Y a medida que lo intentaba se iba confundiendo más y más. Cuando quiso continuar su camino, ya no pudo.
El ciempiés le gritó al mono desesperado: -¡Ves lo que hiciste!, con el ansia de descubrir cómo funciono, perdí los movimientos.
-¿Te das cuenta lo que ocurre con aquellos que desean explicarlo todo y no fluyen con el misterio de la vida?-le dijo el mono a la mona volviéndose una vez más para presenciar la puesta del sol en silencio.

Si te das cuenta la mente es experta en crear problemas. Te daré la definición de qué es un problema desde el punto de vista de la meditación oriental: Una situación que pertenece al pasado o al futuro pero tú la traes al presente y comienzas a buscarle una explicación sin intención de resolverla. De ahí que la conviertes en un problema.

P-Me encanta esa definición de problema. Ahora entiendo por qué en el presente nunca hay problemas.

R-Desde luego. Por eso la esencia de la meditación a través de la mente o utilizando a la mente consiste en no energetizar al movimiento mental con todas estas características anteriormente señaladas. Meditar a través de la mente significa parar el parloteo, la cháchara mental, el proceso de verbalización, la cascada de pensamientos que continuamente viene a la mente y que no pide permiso para comparecer. Cuando uno comprende cómo se mueve la mente y cuál es su esencia se percata que nada de lo que piensa la mente es verdadero.

P-¿Y cómo puedo desenergetizar al movimiento mental?

R-Te voy a brindar varios ejercicios para ello. Cuando los realices date cuenta de cómo la mente toma un descanso. Ya no hay movimiento en ella y entonces es cuando estás en condiciones de llegar al centro donde reina la paz y el silencio.

Primer ejercicio: Cuando observas el cielo puedes ver que las nubes flotan en él pero existe un trasfondo que permanece inalterable e intocable. La mente es como el cielo. Los pensamientos van y vienen como las nubes en el cielo, pero en la sustancia de la mente, en su trasfondo, nada se mueve. Allí hay paz y silencio.
Este ejercicio consiste en lo siguiente: cierra los ojos y ve hasta el trasfondo de la mente. Desde allí observa a los pensamientos flotando como nubes pero no te identifiques con ninguno de ellos. No trates de interpretar o definir en lo que estás pensando. Solo quédate en la sustancia de la mente y observa el movimiento de los pensamientos en ella.

Mientras más realices este ejercicio sentirás que una gran paz invade tu interior. Poco a poco empezarás a dejar de reaccionar a todo lo que te ocurre y ya no serás un esclavo de la mente. Todo tomará su nivel y volverás a convertirte en el amo de tu mente. Tu vida cobrará el sabor y la calma de la miel y te sentirás colmadamente dichoso.

Segundo ejercicio: Este ejercicio te ayudará a no aferrarte, a desapegarte de las cosas mentales y por lo tanto te permitirá estar en un estado de menos sufrimiento. Para realizarlo siéntate y comienza a observar que, sin importar el pensamiento que tienes ahora en la mente, antes de que venga el siguiente, hay un período de silencio, hay un espacio donde no hay ningún pensamiento. Quédate en ese espacio, en ese silencio.

Si viniera otro pensamiento, no te preocupes, acompáñalo y antes de que venga el próximo vuelve a quedarte en el espacio que hay entre esos pensamientos. La esencia de este ejercicio consiste en no preocuparte por lo que estás pensando, solo ocúpate de buscar los espacios que hay entre los pensamientos y quédate allí.

Con la práctica de este ejercicio notarás que vas adquiriendo más calma, más paz y podrás darte cuenta de la impermanencia de las cosas y de la vida. Verás lo inútil que resulta correr tras las cosas que son impermanentes y que cambian, pues en ellas nunca encontrarás la felicidad y la quietud.

Tercer ejercicio: Este ejercicio se le llama “El tercer ojo”. Cierra los ojos y pon toda tu atención en la zona entre las dos cejas. Deja que los dos ojos vayan justo al medio, entre las dos cejas, y siente el punto. Cuando estés cerca del punto, de pronto tus ojos se quedarán fijos. Ahora coloca a la mente en esa zona y observa cómo los pensamientos fluyen, pasan por la mente como nubes por el cielo, pero tú no los juzgas, no los analizas. Simplemente eres el observador de los pensamientos. Respira profundamente y siente la armonía y la tranquilidad que estás experimentando. Quédate en esa paz. Eso es salud mental.

Déjame volver a recalcar lo que antes te he comentado. Estos ejercicios son alternativas que te doy. No tienes que practicarlos todos. Experimenta, juega con ellos y él que más se adecue a ti, con el que experimentes esa quietud y esa paz mental, con ese quédate.

Unas últimas palabras por hoy: Estos ejercicios que te he brindado son, por así decirlo, la llamada vía lenta de la meditación. Existe una vía rápida para meditar utilizando a la mente.

P-¡Ahora sí que me has dejado intrigado! Quisiera conocer esa vía rápida. Pudieras hablar sobre ella.

R-Está bien, pero eso pertenece a una charla siguiente. Por hoy, suficiente. Que la pases bien y que la paz sea contigo.